andresito
mi rinconcito de la web
2021-02-27 // Laravel Art Portfolio
2021-02-21 // Layout Update
2021-01-09 // Software Godot Game

sobre la estética orgásmica de la PS2 fat

17 Feb, 2025

Es difícil callarme la boca cuando sale el tema videojuegos en una conversación, y aquellos que me conocen lo saben bien. Dios te libre de mencionar tu sistema favorito en un radio de dos kilómetros, porque entonces ten por seguro que te encontraré para enseñarte mi colección de consolas, explicándote largo y tendido cómo la mayoría fueron adquiridas de segunda mano para ser arregladas, liberadas y personalizadas a mi gusto.

No puedo evitarlo: el hecho de haber crecido en los 2000 tardíos con libre acceso a Internet durante pleno auge de los foros de gaming engendró en mí una profunda pasión por ese mundillo, y con cada año que pasa me doy cuenta de que mi nostalgia va reforzando cada vez más el sentimiento. No obstante, y muy a mi pesar, hoy no estoy aquí para hablar de las consolas de mi infancia, sino de la reina de la sexta generación - la PlayStation 2. Porque yo nunca tuve una PS2 de pequeño, pero mejor tarde que nunca.

Las PlayStation siempre han sido consolas de chicos - o esa era la imagen de Sony que yo tenía a los seis años, completamente ignorante ante la idea de que las siglas de mi sistema favorito, la PSP, significaban PlayStation Portable. En mi cabeza, PlayStation solo tenía juegos de acción, disparos y sangre; algo que no me disgustaba pero que tampoco me llamaba la atención. Y es un piñazo que ahora de adulto sea mi género favorito, porque quizá todos esos años perdidos de práctica extra podrían haber evitado que hoy en día se me den de puta pena (esto es lo que no te cuentan de las infancias trans).

Así que durante mi primera década y pico de vida me dediqué a dominar los juegos de vestir y de simulación de vida en exclusiva; al menos hasta la aparición de Tiktok, y junto a él una plétora de nuevas y ridículas estéticas y subetiquetas terminadas en -core que comenzaron a inundar espacios online. Yo me comencé a interesar por el cybercore (lo que en mi pueblo siempre se ha llamao futurismo Y2K) y sus derivados.

Estas estéticas (¿estilos gráficos?) beben enormemente de atmósferas tecnológicas retrofuturistas, las texturas lustrosas y el cromatismo de grises y azules característico de los juegos dosmileros de PlayStation y Dreamcast, tomando a la PS2 en particular como máximo exponente; todo ello se suma a mi creciente gustillo por el dnb, el jungle y todas esas variantes del sonido electrónico noventero, y de pronto, epifanía: "quiero una PS2".

Años después, por fin la tengo en casa. Es un modelo fat 50004 en negro que compré de segunda mano por 30 pavos con mando, memory card y una grata sorpresa - modchip. Tras pasar una tarde calentándome la cabeza intentando encontrar una versión de FMCB que no me dejara la pantalla en negro, finalmente conseguí que la nena (y me vais a perdonar por llamar a la consola "nena" de ahora en adelante) pudiera leer sus juegos tanto desde isos grabados como desde el disco duro, aprovechando así el puerto de expansión.

Y aquí viene lo orgásmico prometido en el título: una vez dejé a la nena lista para empezar a usarse, me quedé un mínimo de diez minutos embobado mirándola, tocándola y dándole vueltas a todas sus conexiones, entrando y saliendo de los menús y escuchando la música de fondo del sistema, atrapado en un trance extático porque el diseño de la PS2 fat, entendiéndose este tanto el exterior como la propia UI, me vuelve DÉBIL.

Estoy absolutamente loco por cualquier tipo de máquina o dispositivo que tenga forma de ladrillo, en oposición a los diseños estilizados curvilíneos futuristas de consolas posteriores (PS3, PS5); a riesgo de quedar como un lunático, las formas rectangulares en consolas me parecen increíblemente sexis. La textura de la carcasa es un punto a favor, y el contraste entre el negro y el degradado azul del logo hace que me tiemblen las piernas cada vez que lo veo. Fue su diseño lo que me animó a comprar la consola, en lugar de resignarme a usar emulador.

Pero cuando piensas que la consola no puede ser más cunty (a falta de un mejor adjetivo), le das al botón de encendido y te da la bienvenida ese mítico éter azulado con cubos flotantes de aspecto eerie, al mismo tiempo que te jumpscarea una breve melodía de sintetizador a un volumen elevadísimo, sonidos de olas marinas y un extraño viento espacial - probablemente mi UI favorita después de la OG Xbox y su verde radiactivo. Hasta la RSOD, toda carmesí y ecos graves, es ridículamente terrorífica por la noche.

La interfaz también es tremendamente interactiva: las torres del inicio se multiplican en número y cambian su altura según la cantidad de almacenamiento de la memory card, y hasta los pequeños puntos luminosos que danzan de un lado a otro siguen un patrón sincronizado con los segundos del minuto actual. Sobra decir que este nivel de detalle en las UI de las consolas murió con la llegada del minimalismo corporativo.

Así que le enseñé a mi padre la PS2 y lo primero que salió de su boca fue un "¡anda, como la que teníamos!", antes de proceder a explicarme como él llegó a tener una PS2 del mismo modelo que vendió tras mi nacimiento por la misma cantidad de 30 lucas para comprarme a mí una Xbox 360 Arcade. Sacó un mando que aún tenía guardado en un cajón del salón como prueba de ello y yo, naturalmente, me partí el coño de risa.

Ahora la PS2 ha encontrado su sitio entre la PS1 y PS3 en mi habitación, cargada hasta arriba con sagas que siempre he conocido y que ahora es el momento de animarse a probar. Y aunque parezca que ya tengo todo lo que uno podría desear PS2-related, lo próximo que aspiro a conseguir son la PS2 Aguamarina y la Ocean Blue: si ya de por sí con el modelo normal me vuelvo loco, os juro que mataría por alguno de estos dos.